Los seis primeros años de vida de un niño son un maratón espectacular del desarrollo, tanto a nivel físico y cognitivo como a nivel psicológico y social. Los niños aprenden a gran velocidad y desarrollan habilidades motoras, sociales y cognitivas que marcarán su en parte su personalidad futura. Veamos las características generales del desarrollo del niño de 0 a 3 años:
– Desarrollo psicomotor
El desarrollo físico de los niños en sus tres primeros años de vida se rige por tres leyes universales: ley o principio cefalocaudal, según la cual el desarrollo se va sucediendo en un avance desde la cabeza a la “cola” o pies; la ley proximodistal, que regula el desarrollo en la dirección de lo más “cercano a lo más distante”, desde lo más próximo al eje corporal a lo más alejado. En esta etapa, se adquieren dos automatismos básicos: la prensión y la locomoción.
– Desarrollo mental o cognitivo
El niño evoluciona en su desarrollo, desde el nacimiento a la adolescencia, a través de cuatro etapas: la sesoriomotora (desde el nacimiento a los 2 años); la preoperacional (de los 2 a los 7 años); la operacional concreta (de los 7 a los 11 años) y la operacional formal (desde los 12 en adelante). Cada etapa es el resultado de la interacción de factores hereditarios y ambientales y resulta distinta de las demás desde el punto de vista cualitativo. En la primera etapa, que es la que nos ocupa, el niño pasa de tener reflejos primarios a convertirse en un ser que demuestra una perspicacia rudimentaria en su comportamiento.
– Desarrollo afectivo y de la personalidad.
Existen varias teorías, las más influyentes atribuyen a los niños un carácter innato en tres tipos de emociones (amor, ira y temor) y, de otro lado, se sostiene que los bebés solo tienen una emoción: la excitación.
Y, de 3 a 6 años, ¿cuál es el desarrollo de nuestros hijos?
Se trata de un período fundamental ya que se inicia la socialización a través del colegio y su grupo de amigos, lo que supone la configuración de una personalidad determinada.
– Desarrollo psicomotor
Las características generales en este desarrollo son la maduración del sistema muscular y nervioso y la estructura ósea, habiendo aparecido ya la primera dentición. Algunos factores, como la desnutrición o la privación de afectos, tienen una incidencia significativa en el proceso de crecimiento, mostrando los niños/as desnutridos retrasos en el desarrollo óseo, y circunferencias craneales más pequeñas que aquellos otros bien alimentados. Resulta una etapa en que tiene gran importancia las destrezas motoras y hay un evidente avance en la coordinación de los músculos mayores y menores y en la coordinación oculo-manual.
– Desarrollo mental, cognitivo y del lenguaje
Durante este periodo cronológico el niño y la niña representan un pensamiento más flexible, pero sin tener aún la madurez que un adulto, no posee todavía pensamiento abstracto. El lenguaje en este periodo es fundamentalmente egocéntrico y socializado. Otra de las características típicas de este período es el juego.
– Desarrollo afectivo y de la personalidad
El autoconcepto desempeña un papel central en el psiquismo del individuo, siendo de gran importancia para su experiencia vital, su salud psíquica, su actitud hacia sí mismo y hacia los demás en definitiva, para el desarrollo constructivo de su personalidad. Además, se produce una conducta de apego como resultado de una relación afectiva fundamentalmente madre-hijo, que va a tener una relevancia importante en la configuración de la personalidad del individuo. Igualmente, se lleva a cabo un reconocimiento o autoconocimiento de sí mismo, comenzando por la propia imagen, diferenciando el yo del no-yo, para descubrir al final de esta etapa la existencia de los otros.
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