La fobia a dormir solos es un miedo extremo e irracional a dormir sin compañía cercana, en una habitación o lugar solitario. Como ocurre con cualquier otra fobia, este miedo es exagerado, no responde a razones realistas e incide en nuestro funcionamiento cotidiano, ya que nos imposibilita y nos bloquea durante las situaciones temidas, que tendemos a evitar a toda costa. Está muy relacionada a la nictofobia, un miedo exagerado e irracional a la oscuridad y a la noche. Esto hace que las personas manifiesten gran ansiedad durante la noche y evite la oscuridad.
Todos podemos sentir miedo cuando dormimos solos en una habitación o residencia, si no estamos acostumbrados a hacerlo. La oscuridad y el silencio pueden dar alas a nuestra imaginación y hacer que nos preocupemos durante algunos instantes por cualquier detalle, pero cuando este miedo se convierte en un terror extremo e irracional, a pesar de incluso estar seguros de que nada puede ocurrirnos, es cuando hablamos de la fobia a dormir solos.
El miedo de los niños a dormir solos y a la oscuridad, es uno de los miedos más comunes a los que los niños deben enfrentarse y que más preocupación genera en los padres. Este miedo puede activar una gran ansiedad en los niños cada vez que llega la hora de dormir y puede hacer que el niño insista en cumplir ciertos rituales para evitar la situación, como dormir con un adulto cerca, dejar la luz encendida y negarse a dormir lejos de los padres. Esto puede incidir en la calidad del sueño y el bienestar emocional tanto de niños como de padres y tutores que no consiguen normalizar la situación.
El miedo desproporcionado a dormir solos también es común en adultos. Aunque este temor puede haberse arrastrado desde la infancia, también puede haber surgido en la etapa adulta, a menudo asociado a otros síntomas de ansiedad o incluso de forma aislada. Una experiencia vivida o algo que hemos escuchado o aprendido puede hacer que nuestra imaginación nos juegue malas pasadas durante la noche y haga que nuestra visión racional se bloquee por el miedo y no nos permita calmarnos y poder dormir de forma placentera.
Para tratar este tipo de fobias y miedos, es muy conveniente buscar la ayuda de un profesional con el que podamos llevar a cabo diferentes terapias. Una de las psicoterapias más efectivas es la terapia de exposición, que se basa fundamentalmente en enfrentarnos a los estímulos temidos hasta que estos no consiguen evocar las sensaciones de ansiedad y pánico. La terapia cognitivo-conductual también es muy eficaz para conseguir identificar las ideas distorsionadas y patrones de comportamiento que nos provocan malestar y así reemplazarlos por otros más adecuados.
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