El sonambulismo es un trastorno del sueño muy frecuente que afecta hasta a un 30% de los niños de entre 4 y 6 años y que, en la mayor parte de los casos, desaparece al llegar la adolescencia. Sus causas pueden ser genéticas o psicológicas y, a pesar de lo complicado de la situación, es cierto que no reviste mucha gravedad más allá de los accidentes físicos que el pequeño pueda sufrir si camina dormido en la oscuridad.

Generalmente de carácter leve, son muy raros los casos de sonambulismo en los que el niño se altera y se pone nervioso. Consiste en estar dormido y parecer estar despierto, llegando a tener conversaciones completamente normales o a deambular por la casa. Ocurre durante una etapa de sueño profundo y suelen ser episodios breves de segundos o minutos. La causa biológica se desconoce pero se cree que puede deberse a la inmadurez del sistema nervioso central. Lo que sí se ha comprobado es que no es indicador de problemas psicológicos ni emocionales.

Los síntomas son variables:

  • Sentarse en la cama, levantarse y caminar dormido.
  • Mantener los ojos abiertos y la mirada fija.
  • Hablar o susurrar alguna palabra o frases confusas.
  • No escuchan si se les habla o si se intenta despertarlos.
  • Una vez terminado el episodio,el niño no recordará nada.

Si nuestro hijo padece de sonambulismo, existen algunos consejos que pueden ayudarnos a controlar la situación, como por ejemplo regular sus hábitos de sueño, no intentar despertarle cuando atraviese un episodio de sonambulismo, ayudarle a regresar a la cama con mucho cuidado, mantener su habitación despejada de objetos o muebles, tener todas las puertas y ventanas cerradas y, ante todo, conservar la calma.

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